-ARNEDO. 1842 Parroquia Arnedo-La Asunción de María-Huertos Sociales de Cáritas-Accidente 14-8-2018

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VUESTRO PÁRROCO - TOMÁS
Por la Hoja que os envío queda claro que mi ‘desapego’ de la Parroquia de Arnedo va aumentando con el paso de los días. No se me ocurren muchas cosas que decir, porque mi horizonte es ya muy corto. En otros años estría ya dando la murga sobre la Novena de Vico, sobre el comienzo de las inscripciones a Catequesis, sobre el plan pastoral de próximo año; sobre las conclusiones de nuestro último Encuentro Anual de Pastoral que celebramos a finales de junio… Nada de eso me corresponde.
Y por ello cada día estoy más tranquilo. Me gozo viendo desaparecer de mis estanterías los libros, los recuerdos… Ya estoy pronto para dejarlo todo. Todo, menos los afectos y experiencias personales que quedan para siempre, como nos ocurre a todos. Un saludo y hasta la semana que viene. Tomás
PD. Sin dibujos que tuve que hacerlos a mano sin escáner.

¿Es razonable creer en Jesucristo?

ATRAÍDOS POR EL PADRE HACIA JESÚS

Según el relato de Juan en el evangelio de hoy, Jesús repite cada vez de manera más abierta que viene de Dios para ofrecer a todos un alimento que da vida eterna. La gente no puede seguir escuchando algo tan escandaloso sin reaccionar. Conocen a sus padres. ¿Cómo puede decir que viene de Dios?
A nadie nos puede sorprender su reacción. ¿Es razonable creer en Jesucristo? ¿Cómo podemos creer que en ese hombre concreto, nacido poco antes de morir Herodes el Grande y conocido por su actividad profética en la Galilea de los años treinta, se ha encarnado el Misterio insondable de Dios?
Jesús no responde a sus objeciones. Va directamente a la raíz de su incredulidad: «No sigáis murmurando». Es un error resistirse a la novedad radical de su persona obstinándose en pensar que ya saben todo acerca de su verdadera identidad. Les indicará el camino que pueden seguir.
Jesús presupone que nadie puede creer en él si no se siente atraído por su persona. Es cierto. Tal vez, desde nuestra cultura, lo entendemos hoy mejor. No nos resulta fácil creer en doctrinas o ideologías. La fe y la confianza se despiertan en nosotros cuando nos sentimos atraídos por alguien que nos hace bien y nos ayuda a vivir.
Pero Jesús les advierte de algo muy importante: «Nadie puede aceptarme si el Padre, que me ha enviado, no se lo concede». La atracción hacia Jesús la produce Dios mismo. El Padre que lo ha enviado al mundo despierta nuestro corazón para que nos acerquemos a Jesús con gozo y confianza, superando dudas y resistencias.
Por eso hemos de escuchar la voz de Dios en nuestro corazón y dejarnos conducir por él hacia Jesús.
Dejarnos enseñar dócilmente por ese Padre, Creador de la vida y Amigo del ser humano: «Todo el que escucha al Padre y recibe su enseñanza me acepta a mí».
La afirmación de Jesús resulta revolucionaria para aquellos judíos. La tradición bíblica decía que el ser humano escucha en su corazón la llamada de Dios a cumplir fielmente la Ley. El profeta Jeremías había proclamado así la promesa de Dios: «Yo pondré mi Ley dentro de vosotros y la escribiré en vuestro corazón».
Las palabras de Jesús nos invitan a vivir una experiencia diferente. La conciencia no es solo el lugar recóndito y privilegiado en el que podemos escuchar la Ley de Dios. Si en lo íntimo de nuestro ser nos sentimos atraídos por lo bueno, lo hermoso, lo noble, lo que hace bien al ser humano, lo que construye un mundo mejor, fácilmente nos sentiremos invitados por Dios a sintonizar con Jesús (Comentario de José Antonio Pagola).

FINAL FELIZ: LA ASUNCIÓN

Le semana se interrumpe este año para recordarnos una de las fiestas más populares dentro del calendario de celebraciones católicas: la Asunción de María.
Siempre fue muy sentida en la devoción popular, tendente siempre a identificar los destinos de la madre con los del Hijos; y viceversa. Una familia en aquellos tiempos, y en los presentes siente que no es completa si todo lo bueno de uno de los miembros no repercute con fuerza en los demás. Nos sentimos ‘atados’ unos a otros en el mejor sentido de la palabra. Y no es de extrañar por ello, que los creyentes cristianos desde tiempos medievales exigieran esta fiesta que concuerda con la fe en la resurrección de Cristo, aplicándola a su Madre, la Virgen Santa María.
Ocasión de festejar, honrar y proclamarla sobre la muerte y el dolor que tantas veces aparece en su veneración. En esta fiesta se recuerda con fuerza que todo lo anterior no responde sino al dicho de Jesús sobre la ‘necesidad de morir como el grano de trigo para dar fruto’. Él siguió ese itinerario de ‘gloria’, como lo llama san Juan al proclamar cómo en el momento de la muerte en cruz ‘fue alzado, glorificado’.
Semejante camino ha señalado el pueblo cristiano a la Madre: muerte, llamada delicadamente por la tradición ‘dormición’, para reclamar para ella la gloria también de la glorificación, coronada por la Trinidad Santa de Dios.
En estos días es hermoso que lo recordemos y lo ‘celebremos, es decir’ nos lo apliquemos a nosotros mismos, pues ese es el camino del cristiano. Caminar con esperanza por el camino del amor a los demás, que culminará en muerte gloriosa siempre, porque para ello hemos sido amados por el Padre Dios.
Mientras tanto bueno será que no lo echemos a perder con celebraciones que nada tienen de fe, esperanza y amor: se quedan en ‘celebrativo-sociales’ o ‘tradicional afectivas a lo sumo, cuando no se quedan en francachelas, juerga y menosprecio de lo heredado.

NOTA. En Arnedo, el día de la Asunción de la Virgen no modificará las misas de la víspera. Es decir, el día 14 habrá misa las 10’30h de la mañana y a las 20’00h de la tarde. Las dos en Santo Tomás. Y el día de la fiesta será como los domingos: a las 9’00h y 11’00h misa en santo Tomás y a las 12’30h en San Cosme y san Damián.

LOS HUERTOS SOCIALES DE CÁRITAS

Es una riqueza impagable, como nos anuncia Cáritas, haber entregado a personas que no tienen tierra aquí, unas parcelas de 100m2 que tras una primavera tan lluviosa que ha impedido muchas veces llegar a tiempo a los frutos, hoy nos ofrecen una visión maravillosa resultado del trabajo de cada persona que lo muestran todo con orgullo y agradecimiento y que les proporciona –dicen- la posibilidad de regalarlos a sus amigos, vecinos y compatriotas. Incluso alumnos de 4º, 5º y 6º del
Colegio Público ‘Antonio Delgado Calvete’ que tiene asignada su parcela han acudido a recoger las patatas, las flores y otros pequeños frutos que han sido cultivados para darles esa experiencia de que los frutos del trabajo siempre son gratificantes. Y siendo tan sencillo, proporcionan alegrías que no nacen sino del esfuerzo, la generosidad y la Madre naturaleza. El mejor modo de aprender que ‘quien pide, recibe; quien busca encuentra’ y que ‘hay más alegría en dar que en recibir’.
Esta experiencia tan sencilla es para todos mejor que mil consejos, cien reprensiones ‘por perder el tiempo’ y diez invitaciones a ‘hacer algo’. Porque una imagen en vivo vale más que mil palabras.
No termina esta iniciativa aquí. Ahora Cáritas sueña con un Banco de Tierras: poder entregar a algunas de estas familias o personas, tierra en condiciones para poder producir frutos que puedan llevar al mercado. Caritas, con el Ayuntamiento y otras instituciones garantizarán el préstamo de esas tierras.

EL MEJOR ANUNCIO, UNA BUENA NOTICIA (por Pedro Repes)

Se dijo: “Si quieres que una sociedad cambie, cambia sus dioses”. Yo añado: “Si quieres que una religión o iglesia cambie, cambia sus dioses”. La tentación de utilizar a Dios como parachoques y pararrayos de nuestros inconvenientes es grande. Eso nos lleva a deformar su imagen y hacerla parecerse a lo que deseamos. Lo hacemos cambiar a Él en lugar de cambiar nosotros.
Es muy fácil ser religioso al estilo de lo que cada uno quiere. Es muy fácil construirse ídolos, falsos dioses que nos encantan porque responden a nuestro gusto, cómodo y facilón. La fe religiosa siempre necesita preguntarse sobre sí misma, ser sincera, crítica, adulta y madura.
Eso requiere un proceso y la ayuda de la comunidad en la que siempre hay profetas. La tentación de cualquier creyente no es tanto el ateísmo como el hacerse un dios a medida de sus gustos y comodidades. La tentación de cualquier religión no es desaparecer sino caer atrapada en las redes del poder, en los criterios de normalidad cultural, del pensamiento imperante, lo políticamente correcto. Lo que se lleva.
En la actual situación de crisis y escasa eficacia pastoral, para ser más eficaces y atraer a la gente se somete a Dios y su mensaje a las técnicas publicitarias y visuales, que usa la sociedad consumista, sin previo discernimiento evangélico. Nadie pone en duda que la acción pastoral necesita medios técnicos, pero no debemos pensar que la eficacia será mayor disponiendo de recursos poderosos “según el mundo”. Ya nos lo advirtió J Maritain: “Lo que hace del mundo moderno un terrible tentador es que propone y vulgariza tanto los bienes materiales ricos y dominadores, los emplea con tal ostentación y poder que hace creer que son ésos los medios principales”.
Hoy el Señor nos quiere apóstoles, o sea, enviados. Es lo que nos está recordando constantemente el Papa, y nuestro Obispo, Carlos, convocándonos a la Misión diocesana, que tenemos que ser “iglesia en salida” y para ello, abandonar nuestras seguridades, comodidades y rutinas. Pero, para que nuestro anuncio sea creíble tendremos que ser misioneros que, como dice el Papa, se “involucran, acompañan, fructifican y festejan”. Este involucrarnos es realizar también hoy los signos de sanación y liberación que Jesús y los primeros evangelizadores realizaron; que “salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban” . Los enviados hoy por el Señor, los apóstoles de nuestro tiempo, también tendremos que curar a estos enfermos de pobreza, hambre, marginación, soledad… Y hacer esto echando fuera los demonios de la desigualad, de la injusticia, del egoísmo (Banco Mundial que ha visto un negocio en las pensiones y por eso, quieren privatizarlas) o la demonización de los inmigrantes que jalean los populismos de izquierdas y derechas. Y ser muy libres y sin ataduras. No cargar con cosas que signifiquen peso. Prescindir de todo lo que no sea preciso. Dejad todos los “por si acaso”. Como el peregrino mete en su mochila lo imprescindible porque lo demás va a dificultar su caminar. Como el montañero conoce la importancia de la sencillez y ligereza de equipaje para facilitar su avance en la pendiente.
Son muchas las cosas que pueden atarnos, muchos lo señuelos que nos engañan y sujetan, inmensas las formas con que podemos ser atrapados en cargos, dineros, encumbramientos, prestigios, obediencias. Hasta determinadas prácticas religiosas piadosas y tradicionales pueden ser distracciones de lo realmente importante pero más difícil.
Dios despierta en todos nosotros la vocación a ser comunicadores de la Buena Noticia que ha traído al mundo por medio de Jesús, la gran suerte y la inmensa alegría de haber conocido a Dios de una forma tan familiar que lo sentimos como Padre, por lo tanto, su predisposición a la acogida y al perdón. El miedo a Dios desaparece. Dios no es un misterio incomprensible, sino alguien cercano en el horizonte familiar. Allí nos trata. Allí, en tono distendido, nos habla, anima y convoca. Esa es su gloria y su orgullo, nuestra buena relación. Esa es la auténtica religión.

DOMINGO XIX ORDINARIO

LECTURA DEL PRIMER LIBRO DE REYES 19,4-8

En aquellos días, Elías continuó por el desierto una jornada de camino, y, al final, se sentó bajo una retama y se deseó la muerte: "¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!" Se echó bajo la remata y se durmió. De pronto un ángel lo tocó y le dijo: "¡Levántate, come!" Miró Elías, y vio a su cabecera un pan cocido sobre piedras y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a echar. Pero el ángel del Señor le volvió a tocar y le dijo: "¡Levántate, come!, que el camino es superior a tus fuerzas". Elías se levantó, comió y bebió, y, con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.

Salmo responsorial: 33 GUSTAD Y VED QUÉ BUENO ES EL SEÑOR.

Bendigo al Señor en todo momento, / su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: / que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor, / ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, / me libró de todas mis ansias. R.
Contempladlo, y quedaréis radiantes, / vuestro rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha / y lo salva de sus angustias. R.
El ángel del Señor acampa / en torno a sus fieles y los protege. Gustad y ved qué bueno es el Señor, / dichoso el que se acoge a él. R.


LECTURA DE LA LA CARTA DE SAN PABLO A LOS EFESIOS 4,30-5,2

Hermanos: No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la liberación final.
Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor.

EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6,41-51
En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho:
"Yo soy el pan bajado del cielo", y decían: "No es éste Jesús, el hijo de José?
¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?" Jesús tomó la palabra y les dijo: "No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios". Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan de vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo".

¿PARA QUÉ BUSCÁIS EN EL SEPULCRO A LA QUE VIVE EN LO MÁS ALTO DE LOS CIELOS A DONDE HA SIDO ELEVADA? (S. Juan Damasceno)